viernes, 21 de julio de 2017

#MujeresEnCiencia ¿Por qué tan pocas? La brecha de género en ciencias e ingeniería en la PUCP

(Contenido de la DGI publicado originalmente en el portal del VRI.)

Históricamente la brecha de género en carreras de ciencias e ingeniería ha sido inmensa. Según la investigación ¡Aquí hay que hacerse respetar! Mujeres entre tuercas y metalesde la socióloga Alizon Rodríguez, entre 1995 y 2005, de los 6465 egresados de siete especialidades de ingeniería de la PUCP, solo 1045 eran mujeres.
La desigualdad sigue vigente en la actualidad. De acuerdo a estadísticas de la universidad, en el primer semestre del 2016, de la Facultad de Ciencias e Ingeniería egresaron 343 estudiantes: 250 hombres y solo 93 mujeres. La pregunta es, ¿por qué hoy estas carreras siguen siendo espacios altamente masculinizados?
Una razón es la fuerza de los estereotipos. Desde niños, en la familia y el colegio, nos enseñan los supuestos roles típicos de la mujer. “La educación fortalece los estereotipos de género y además el currículo oculto”, explica Alizon Rodríguez. Es decir, además de enseñarnos lo definido en el currículo escolar nos transmiten prejuicios sexistas.
Y estos, a la larga, influyen en la orientación vocacional. Fanny Casado, investigadora experta en biotecnología y salud,  se desanimó de seguir la carrera de ingeniería química porque en su entorno familiar le comentaron que era una carrera muy dura. Ella nació y creció en Iquitos donde recuerda que los ingenieros químicos trabajaban en pozos petroleros.
Por eso postuló a medicina en San Marcos. A sus padres les pareció bien porque era una carrera prestigiosa y más adecuada para ella. Sin embargo, luego de un tiempo la abandonó y eligió seguir química en la PUCP. “Se pensaba que química estaba bien para las mujeres porque se podía trabajar como docente”, afirma Fanny Casado.
No obstante, no siempre la familia y el colegio persuaden prejuiciosamente, como en el caso de Nadia Gamboa, docente investigadora de química. Sus padres y profesoras poco a poco le fomentaron el interés por la química. Le dieron libertad para elegir.
Su entorno femenino (hermanas, colegio de mujeres y profesoras) empezó a masculinizarse cuando entró a la academia preuniversitaria y en los primeros años de universidad, donde la mayoría de compañeros eran hombres.
En efecto, la brecha se hace evidente en Estudios Generales Ciencias. Nadia Gamboa y Fanny Casado recuerdan que en clase había 120 alumnos y solo diez, en promedio, eran mujeres. “Nos conocíamos entre nosotras e íbamos juntas a todos lados”, menciona Fanny Casado.

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