por: Noticieros Televisa | FUENTE: noticieros televisa | DESDE: LA OROYA, Perú | noviembre 3, 2017 |
“El plomo lo que se hace, se absorbe y al no cumplir ninguna función
se deposita dentro del organismo, en especialmente los órganos blandos y
en los huesos”, explicó Pablo Marín, médico del área de metales pesados
del Centro de Salud de La Oroya.
Y entonces, sin mayor aviso, el plomo ataca el corazón, el cerebro,
los riñones y se manifiesta con alteraciones en el sistema nervioso
central, anemia, cáncer, leucemia. Los niños, son los más perjudicados.
José de Echave, investigador de Cooper Acción, señaló: “Todos los
estudios realizados muestran que el 90 por ciento de los niños que
participaron en el estudio, una muestra representativa de la población
de La Oroya, tenían niveles de plomo en sangre por encima de lo que
recomienda el organismo mundial de salud”.
Debido a este envenenamiento masivo, organizaciones no
gubernamentales enjuiciaron en tribunales internacionales al estado
peruano y a la empresa Doe Run, propietaria hasta el año 2009 del
complejo metalúrgico de La Oroya.
“Actualmente habrá unos 3 mil casos, tres mil demandas, tres mil
niños que están, que han demandado ya”, subrayó Richard Romero, gestor
ambiental.
La Oroya, epicentro de este desastre irreversible, se ubica en la
vertiente oriental de la Cordillera de los Andes, un territorio rico en
minerales, 176 kilómetros al noroeste de Lima. Es conocida como la
capital metalúrgica de Sudamérica, pero también como la ciudad de plomo.
Al respecto, Tania Chancasanbampa, directora del Centro de Salud de
La Oroya, refirió: “Bueno, sí es cierto, a nivel internacional se ha
catalogado a la ciudad de La Oroya como la primera ciudad más
contaminada del mundo, sin embargo, la empresa ya no funciona
aproximadamente hace 8 años”.
La magnitud del escándalo ambiental obligó, en efecto, a cerrar el
complejo metalúrgico. Y es que aquí la contaminación se elevó a niveles
insospechables al punto que hasta los recién nacidos llegaban al mundo
con preocupantes niveles de plomo en la sangre.
Por eso Elizabeth Casas, una madre de familia de La Oroya, que espera su segundo hijo acude a los controles médicos.
“Mi primer hijo también ha tenido su plomo en su sangre, pero ya más
bien con los controles, con la alimentación ha bajado, más bien ya el
nivel del plomo”, dijo Elizabeth.
Hecho que confirma Pablo Marín, médico del área de metales pesados
del Centro de Salud de La Oroya: “La incidencia actualmente que se vive
en La Oroya considerablemente ha disminuido la exposición de nuestros
niños, también en nuestras gestantes”.
Una nueva estrategia de salud ambiental ha contribuido también a disminuir la peligrosa contaminación.
Con relación a esto, Tania Chancasanampa, directora del Centro de
Salud de La Oroya, explicó que “lo que se busca es que la familia
continúe con este trabajo preventivo, sobre todo, medidas, hábitos de
vida saludable, lavados de manos, mejorar su alimentación”.
Es una cruzada de salud que ha tenido una respuesta positiva en cierto sector de la población.
Para otros, la contaminación es, simplemente, parte de su vida.
Para Olga Ávila, pobladora de La Oroya: “Todos estamos bien, mentiras
a veces hablan, que hay niños enfermos, pero ahorita no veo”.
“Es una mentira porque las madres son descuidadas, porque a sus hijos
no le atienden, por esa razón esa contaminación. Por ejemplo, mi nieta,
todos mis hijos son sanos”, dijo por su parte Goya Cóndor, comerciante
de La Oroya.
Por razones legales, los padres de los niños de plomo de La Oroya
protegen la identidad de sus hijos, pero en zonas vecinas a este
complejo metalúrgico, donde la minería irresponsable sigue contaminando,
hay más y recientes casos de niños de plomo. El anexo rural de Mahr
Túnel es uno de ellos.
Repetidas veces también, pobladores de otras ciudades mineras de las
regiones Junín y Cerro de Pasco han llegado incluso a la capital para
denunciar la contaminación de las aguas de sus ríos, lagos y medio
ambiente. Ellos que literalmente respiran plomo se han encadenado frente
a la sede del ministerio de salud para que el gobierno los escuche.
“Lo que queremos es que el gobierno nos diga cómo va a ser el
tratamiento de nuestros niños intoxicados”, denunció Joel Nieto,
poblador de Cerro de Pasco.
Es un clamor que aún hoy no es escuchado.
Por su parte, Gladys Mandujano, pobladora de Cerro de Pasco, subrayó:
“En la ciudad de Cerro de Pasco los habitantes se están muriendo debido
a la contaminación. Y qué provoca la contaminación. Es el estado que ha
dado permiso a las empresas mineras”.
Los médicos y expertos han comprobado en el caso de La Oroya que
aunque la industria metalúrgica está inactiva, los niveles de plomo en
la sangre de la población, especialmente en los niños, siguen siendo
elevados.
La chimenea principal de este complejo metalúrgico ya no escupe gases
ni humos negros, pero la contaminación ambiental es un mal que
permanece muchas veces invisible. A mi espalda, los testigos, cerros
pelados y quemados por la contaminación en unas de las ciudades
considerada como la quinta más contaminada del mundo
Con información de Ricardo Burgos.
Decano electo del Colegio de Periodistas de Lima 2018-2019
Con información de Ricardo Burgos.
Decano electo del Colegio de Periodistas de Lima 2018-2019
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